Lipoescultura facial

Lipoescultura facial

¿Qué es la lipoescultura facial?

El lipofilling facial, o el lipoinjerto, o transplante de grasa facial, es el tratamiento de rejuvenecimiento facial por excelencia.

APLICACIONES

Con el envejecimiento, la cara disminuye de volumen por atrofia de la grasa facial y por el desplazamiento descendiente de los compartimentos grasos de la misma.

◊ El lipofilling facial pretende restaurar los volúmenes iniciales de grasa sobre todo a nivel del pómulo dónde la atrofia grasa es más marcada. También se rellenan las sienes por atrofia de la zona temporal y en general toda la cara (mentón, surcos nasogenianos).

◊ El tejido adiposo (grasa) inyectado en pequeñas cantidades, mejora la calidad de la piel regenerándola de una manera más rápida, ya que dentro de la grasa podemos encontrar células madre del paciente que ayudan a esta regeneración y a la de los vasos sanguíneos.

Además, esto hace que las partes de la piel que más lo necesitan, aumenten su volumen perdido.

¿EN QUÉ CONSISTE LA LIPOESTRUCTURA FACIAL?

Es una intervención que aporta volumen a aquellas zonas de la cara que lo necesiten, a través de una previa extracción de grasa sobrante de alguna parte del cuerpo. A medida que aumenta la edad, la grasa que se encuentra debajo de la piel de la cara va desapareciendo poco a poco. Existen otras zonas del cuerpo en las que ocurre lo mismo, sin embargo la imagen facial suele preocupar más y se pretende mejorar con esta cirugía.

Esta operación provoca cambios muy notables en los pacientes. Con mínimos retoques realizados se pueden conseguir los mejores resultados. Utiliza la misma grasa del paciente por lo que evita la utilización de materiales sintéticos que en ocasiones provocan complicaciones en ciertos pacientes. La grasa propia es el mejor material de relleno y el menos nocivo para el cuerpo.

Ofrece unos resultados duraderos y permanentes. La grasa no se reabsorbe a largo plazo, gracias a la debida previa obtención y manipulación. Aplica la grasa obtenida en la zona de la cara en mínimas fracciones para asegurarse así la supervivencia de la misma.